Hijo de un predicador, no entró en contacto con la música secular hasta la adolescencia, de ahí esa fuerte impronta religiosa, facción cristiana, que humedece sus letras, sobre todo en sus primeros pasos, cuando se hacía llamar Pedro The Lion. Entre 1998 y 2004 y con base en Seattle publicó cinco álbumes con ese conjunto, que en realidad era solo él rodeado de una nómina de colaboradores que iba rotando. A principios de 2006 decidió firmar ya con su nombre, aunque musicalmente sus aspiraciones se mantuvieron en un territorio similar: indie rock con querencia por el folk post-grunge. Excepción: la música de Headphones, proyecto de pop electrónico del que formó parte y que tuvo una corta vida (un solo disco, en 2005, en la onda de Postal Service pero con letras más oscuras).Una fase de su trayectoria que parece ya finalizada, pues la última media docena de años Bazan solo ha querido centrarse en su trayectoria en solitario (de sus cinco álbumes, tres han salido entre 2016 y 2017) y, desde 2017, también en la recuperación de su álter ego Pedro The Lion. Finalmente, apuntar que la revista 'Paste' lo incluyó en su lista de los 100 mejores cantautores vivos.