The War On Drugs

Ya en los pasajes de su primer larga duración, “Wagonwheel Blues” (2008), se percibió que The War On Drugs habían transferido el legado eléctrico de Bob Dylan al indie rock tan bien, o mejor, que -como harían luego, sin superarlos- los Arcade Fire de "Suburbs" y los The Low Anthem de un tema como "Boeing 737". Hablamos de canciones tan espléndidas como “Arms Like Boulders”, “Taking The Farms”, “A Needle In Your Eye #16”... Desde entonces han seguido desarrollando ese concepto, primero en el EP “Future Weather” de 2010 y luego en su flamante segundo álbum, “Slave Ambient” (2011), el trabajo que, por fin, les permitió no solo cardar la lana, sino también llevarse la fama. Ahí, por fin, crítica y público percibieron que estaban el nieto bastardo de Mr. Zimmerman y los hijos de Springsteen y Petty; todos tirándose en paracaídas sobre los surcos de Spacemen 3 y Flying Saucer Attack. No hay banda que reconcilie todo eso y consiga que tenga, y que suene con, todo el sentido. Salvo ellos, The War On Drugs, desde Filadelfia, liderados por un Adam Granduciel en estado de gracia. Y en ese estado flota su nuevo disco, “Lost In The Dream”, aparecido en marzo de este 2014, recopilando incluso mejores críticas que sus predecesores. En progresión geométrica.