Pet Shop Boys

Pet Shop Boys

Información

Procedencia:
Reino Unido

Pet Shop Boys, iconos planetarios del pop sintético, en su vertiente romántica (de un romanticismo exuberante) y melódica (de melodías jubilosas, dignas en muchos casos de convertirse en himnos de estadios y de cualquier momento colectivo marcado por la euforia). Todo ello, y su gran éxito comercial, a pesar de su gusto por la ironía, o, tal vez, precisamente por eso. A lo largo de su trayectoria, el dúo británico formado por Neil Tennant (voz) y Chris Lowe (teclados), formado en 1981, ha firmado una espectacular colección de “hits”, casi todos ellos carne de pista de baile (“West End Girls”, “Suburbia”, “It's A Sin”, “What Have I Done To Deserve This?”, “Domino Dancing”, “Go West”...). Su primer disco data de 1986, “Please”, aunque en los dos años previos ya habían publicado sendos singles. El álbum fue directo al Top Ten y abrió la puerta para que los dos siguientes, “Disco” (del mismo año, una recopilación de remezclas) y “Actually” (1987), unidos a una versión del estándar de Elvis Presley “Always On My Mind”, número uno en varios países, los establecieran, en poco más de veinte meses, en un referente de la década de los 80. “Introspective” (1998) apuntó esa faena. Luego, combinando felicidad con algo de melancolía en el efecto musical, supieron moverse durante los 90 sin problemas por la cresta de ola, primero con “Behaviour” (1990) y “Very” (1993), y luego con “Bilingual” (1996) y “Nightlife” (1999), estos dos más aventureros en el concepto, sin dormirse en los laureles ni caer en la nostalgia de repetir fórmulas que los habían llevado hasta lo más alto. El mismo espíritu que han aplicado a lo que han hecho este siglo (en el que, alejados del adocenamiento, se han mantenido bien prolíficos, añadiendo una decena más de títulos a su catálogo), y en el que destacan “Fundamental” (2006) y “Electric” (2013), este último, en un giro sorprendente a estas alturas de su película, con todo el foco dirigido hacia la pista de baile, en plan Krafter meets Giorgio Moroder, sin ninguna balada para coger aire. Un soprendente golpe (de autoridad) en la mesa que ha tenido continuidad con "Super", publicado en abril de 2016, el segundo trabajo seguido en el que, desde la solidez, se expresan como puristas de la electrónica, entre PCs, máquinas de ritmo y sintetizadores.