Natalie Prass

La estadounidense Natalie Prass, con base actual en Nashville (tras un periplo que la ha llevado hasta allí desde su Virginia natal, pasando por Cleveland y Boston), logró en 2015 con su homónimo primer LP, publicado en Spacebomb, el sello de su mentor Matthew E. White (que también lo coprodujo), poner de acuerdo a los cuatro puntos cardinales del “showbizz” en una cosa: estábamos ante uno de los debuts más destacados de ese ejercicio. Hubo unanimidad, sí. Hablamos de un álbum que suena a lo que vendría a ser “Dusty In Memphis” puesto al día o si se publicase hoy. Un clásico moderno, atemporal, no “vintage”. Pop orquestado en el que la alquimia retro es sometida al impulso del siglo XXI y el timón lo lleva una voz de ángel caído -”de princesa emancipada de Disney”, en palabras de Pitchfork- que canta con claridad y realismo, entre la grandiosidad de los arreglos, a los miedos y la inseguridad del corazón roto. Pero sin regodearse, con precisión emocional, con dejes de gran baladista de country o también de soul de cámara, según el tema. Además de ese LP, Prass ha publicado también tres EPs: “Small & Sweet” (2009), “Sense Of Transcendence” (2011) y “Side By Side” (2015). El 1 de junio de 2018 rompió un silencio discográfico de tres años con la salida de su segundo álbum, “The Future And The Past”, que además vió la luz en un nuevo sello para ella, ATO Records.