Aunque la música de Mikal Cronin tiene una fuerte deuda con el pop de los 60, mayormente el de T. Rex y The Beatles, sus melodías no son preciosistas reconstrucciones de ese período. Él las entrega con el descarnado y retorcido abandono de un fan de Black Flag que intentase llegar a un acuerdo con la colección de discos de sus padres. Enchufando inyecciones de energía juvenil que atraviesan el sonido del rock clásico. Para contextualizar mejor su trayectoria, diremos que con Ty Segall, el otro enfant terrible del garage estadounidense, Cronin comparte varias intersecciones biográficas: Ty produjo y tocó en el debut homónimo de Mikal, de 2011, que se coló en varias listas de aquel fin de año (entre ellas, la de 'Uncut'); Mikal ha formado parte de la banda de directo de Ty, ejerciendo de bajista y cantando; ambos sacaron un elepé conjunto en 2009, luego Mikal colaboró en los tres discos que Ty sacó entre 2016 y 2018 (“Emotional Mugger”, “Ty Segall” y “Freedom's Goblin”) y anteriormente en el que lanzó en 2012 (“Slaughterhouse”)...
Además de Segall, también estuvieron presentes en su homónimo debut Thee Oh Sees, otra de las bandas punteras del garage actual (asimismo, Mikal tocó el saxo en el disco “Drop” que Thee Oh Sees publicaron en 2014). Son dos nombres, los de Tye Segall y Thee Oh Sees, con los que Cronin comparte ADN y actitud, aunque él tal vez insista más en la voluntad de apuntar los focos de las canciones hacia la composición y melodía. De manera que quien tenga memoria enciclopédica podrá pensar al escucharlo en Paul Revere & The Raiders y hasta en Harry Nilsson. Es la suya una musicalidad vintage repleta de esa emoción que suena tan cool como supremamente honesta y entregada. En su discografía, además de su arriba mencionado debut, hay tres discos más -estos, todos en el sello Merge-: “MCII” (2013), “MCIII” (2015) y “Seeker” (2019), así como tres 7” que vieron la luz entre 2010 y 2012. En su último lanzamiento, “Seeker”, Mikal empuja el poder de su power pop hacia un territorio más oscuro, de muerte y resurrección, ya sea el de aislamiento en “Show Me”, la deseperación en “Fire” o la angustia sin adornos en “Sold”. En la mayor parte de la grabación -con Cronin encargándose del bajo- estuvo respaldado por la banda de Ty Segall, Freedom Band y tuvo el “White Album” de The Beatles como referencia a la hora de colocar los micrófonos: buscaba aquellos sonidos orgánicos.