Información

Procedencia:
Canadá
Sello:
Holy EF Music

Holy Fuck es un cuarteto de Toronto que puede definirse como banda electrónica pero sin las técnicas ni el atrezo propios de un grupo así: gustan de utilizar instrumentos reales (bajo, batería) y también no instrumentos (como teclados de juguete) para crear y reproducir efectos y sonidos electrónicos. Así que lo dejaremos en electro-rock, término que en directo convierten en una extática, heterodoxa, improvisada y energética experiencia. O en, como ellos lo autodefinen, un despliegue de música electrónica con un toque humano, opción que a estos canadienses les parece más relevante ahora que nunca, en estos tiempos de la llamada Inteligencia Artificial.

Se formaron en 2004 como parte del sello-colectivo canadiense Dependent Music y desde su homónimo disco de debut, en 2005, de inspiración krautrock, gozaron de los parabienes de la crítica. Ese álbum ya entró en el Top 10 anual del semanario alternativo Montreal Mirror, por ejemplo. También se hicieron habituales de los festivales, grandes incluidos (Coachella, Lollapalooza, Glastonbury; en este último, en 2007, el NME los escogió el tercer mejor directo del evento). 

Cuando sacaron su segunda obra, titulada “LP” (2007) y la más jazzy de su carrera, lograron ser nominados en su país tanto en los Juno Awards como en los Polaris Music Prize, dentro de la categoría de Mejor Disco Alternativo. M.I.A. los escogió aquel año y el siguiente para que abrieran para ella en Estados Unidos. Su tercer disco, “Latin” (2010), se encaramó hasta el # 14 de las listas dance del Billboard, pero tras él llegaron seis años de silencio. Hasta que en 2016 publicaron “Congrats”, el trabajo suyo que hasta la fecha mejor condensaba sus extrañas sensibilidades melódicas y su excitante excentricidad, haciéndolas más accesibles, y también el que mejor justificaba los halagos que habían recibido de nombres como Lou Reed y Thom Yorke. Grabado en solo tres días en el estudio, su visión del pop electrónico se mostraba más clara. No solo con caos, sino también con sutileza, con “Xed Eyes” pudiendo ser un tema de James Murphy y “Neon Dad” uno de Foals -con quienes compartieron un 12" en 2008, por cierto- si estos no se tomaran tan en serio. Una lograda encrucijada de todos sus disparatados elementos; el disco, según uno de sus componentes, Brian Borcherdt, “que antes no podíamos hacer”.

En 2020 llegó el turno de “Deleters”, álbum donde crearon un tapiz psicodélico y alucinado de escapismo eufórico que no habría desentonado en la pista de baile de The Haçienda. En relación a su antecesor, sonaban más rasposos y con más funk en los bajos, más cercanos al dance-pop que al indie-rock, aunque tan espontáneos y tecnicolor como siempre, solo que, tal vez, buscando un poco más, solo un poco, el mainstream. Eso sí, haciéndolo, como se reseñó en la revista Uncut, “desde ese territorio que ocupan los últimos Primal Scream o David Holmes, el tipo de terreno intermedio agradablemente anónimo e impulsado por el groove que oscila sin compromiso entre una ira incipiente y una euforia difusa”.

Y en 2026 llegará su nueva entrega, “Event Beat”, que nada más darle al play para que suene su tema de apertura, “Evie”, se revela entre bajos vibrantes, ritmos punk-funk y brillantes capas de sintetizador para ofrecer una hipnótica tarjeta de presentación que ya no abandona al oyente a lo largo de todo el álbum. Como si fuera un bucle infinito.