El evocador tercer disco de Luke Elliot, “The Big Wind” (2020), y su nocturna aproximación a la americana es un barómetro de estos tiempos turbulentos. “Estas canciones tienen que ver con un intento, un acelerón, para lograr una existencia estable. Mientras las escribía no tenía una residencia permanente, pero durante ese proceso dejé de ser un desastre, conocí a mi esposa y me apresuré a hacer este disco”, revela el artista estadounidense, ahora instalado en Noruega. "Todo el mundo tiene que crecer en algún momento". “The Big Wind” es un álbum de texturas sonoras audaces e instantáneamente inmersivo, con un toque de cine negro que es elegante y moderno al mismo tiempo. En sus letras poéticas sabe cómo irradiar vulnerabilidad, aunque sus interpretaciones, con un punto emotivo, no dejan nunca de ser inquietantes. Aunque actualmente reside en Oslo, Luke nació y creció en Nueva Jersey. Allí, de joven, todos sus héroes musicales eran figuras del pasado (Bob Dylan, Leonard Cohen, Tom Waits). “Era un mundo mágico del que ninguno de los chavales de mi edad sabía nada”, ha afirmado. Posteriormente ha ido ampliando el abanico de sus influencias, citando entre ellas a The Cramps, The Gun Club y Mink DeVille.