Bedouine, de verdadero nombre Azniv Korkejian, nació en Alepo (Siria), pasó su infancia en Arabia Saudí y luego se convirtió en una cantante nómada en Estados Unidos hasta instalarse en Los Ángeles, donde encontró su lugar trabajando en la industria cinematográfica hollywoodiense como editora de sonido. En la ciudad californiana encajó con la comunidad de músicos de Echo Park, donde el bajista y productor Gus Seyffert (Beck, Norah Jones, The Black Keys) se convirtió en un factor de impulso para su homónimo disco de debut. Publicado en junio de 2017 en el sello Spacebomb, el que dirige Matthew E. White (distribuido en España por Music As Usual), es un álbum donde su voz, suave e hipnótica, que podría equipararse a Laura Marling, atrapa al oyente con ecos reposados de bohemio folk sesentero y setentero, servidos como si de infusiones de bossa nova se tratase. En junio de 2020 sacó su segundo álbum, “Bird Songs Of Killjoy”, también en Spacebomb. Un álbum estupendo que transmite, desde una calma casi surrealista, ecos de aquel rock suave californiano de principios de los años setenta, desde la tan infravalorada y siempre reivindicable Judee Sill hasta la cara más vaporosa de Jackson Browne.