La británica Keeley Forsyth ha anunciado su tercer disco, “The Hollow”, que se publicará el 10 de mayo en el sello Fat Cat (distribuido en España por PIAS). Sobre sus doce temas (donde encontramos colaboraciones del saxofonista Colin Stetson y del multiinstrumentista Matthew Bourne) se cierne, de forma más o menos parcial, la sombra de la muerte de la abuela de Forsythcomo brújula y fuente de inspiración. Ya está disponible el primer single de adelanto, la canción “Horse”, cuyo videoclip puede verse al final de este texto. Una composición sobre la que Keeley ha comentado lo siguiente: “Con esta canción deambulé, capturando voces en diferentes espacios, forjando una conexión mientras cantaba. Me imaginé luchando contra una fuerza invisible, enfrentando desafíos, presionando, decidida a respirar esto. Elegí negarme a estar encadenada por las cadenas del lenguaje, rindiéndome en cambio a la danza primaria de los impulsos de mi cuerpo. Mi boca se mueve en sincronía con las respiraciones superficiales de mis entrañas y el impulso guía cada una de mis expresiones sin palabras”.

Keeley Forsyth, que además de compositora y cantante es también actriz, empezó a publicar en 2019, cuando aquel octubre lanzó su primer single, “Debris”, que también titularía el que dos meses más tarde sería su primer álbum. Un trabajo de arreglos minimalistas y escasos sobre su poderosa y subyugante voz elemental, centro de atención de toda su trama, cruda y magnética. Sus letras muestran personajes sobre triunfos ganados con esfuerzo y los rincones oscuros de la vida doméstica. Comparte similitudes tonales con las recientes exploraciones que han firmado conjuntamente Nick Cave y Warren Ellis, una aventura que repitió e incluso profundizó en su segundo LP, “Limbs” (2022), obra descarnada al tiempo que tierna, de una potencia desnuda conmovedora. ¿Puede afirmarse que tal vez nadie está haciendo ahora una música espectral y magullada tan elegante? De hecho, es lo que apuntaron literalmente en un artículo de Loud & Quiet.