
Austra lleva una década y media (se fundó en 2009) funcionando como nuevo mejor referente internacional del electro-pop arty “a lo Kate Bush”. Aunque lo de nuevo, tras casi quince años de carrera, ya podríamos decir que ha prescrito, claro. Salió de su Canadá natal como una moto con su LP de debut, “Feel It Break”, de 2011 -“Un monumento indiscutible. Mejor disco del año” (Toronto Star); “Mejor disco de 2011” (New York Magazine)-, y así ha seguido, sin bajar el listón -de “Future Politics”, su tercer álbum, de 2017, dijeron en NME: “Igual que el agua fría y pura, te limpia la basura mental, dejándote sentir vivo nuevamente”-. Entre lo sintético y lo gótico, con el punto justo de new wave británica ochentera para evocar a grupos como Japan o Soft Cell pero sin pasarse de retro, lo suyo es como volver a entrar en Studio 54 antes del colocón y sin salir del siglo XXI. Al frente, siempre la vocalista Katie Stelmanis, quien ha compuesto, producido y tocado diversos instrumentos en todos los trabajos de Austra.
Stelmanis, que es un icono LGTBI, posee una voz espectacular, de educación operística, que insufla drama y épica a la trama instrumental. Una combinación de clásico y moderno, con un punto extravagante (llamativo, que no deja indiferente) y otro crossover (buscan sin esconderlo al público amplio, más allá del nicho), con la oscuridad muy bien definida y trabajada, hasta el punto de hacerla adictiva y bailable. Su cuarto disco, “HiRUDiN” (2020), pivotaba sobre estar en una relación tóxica y la sensación de sentirse perdido en un laberinto, con cada intento de girar una esquina devolviéndote al lugar donde empezaste. Era, en definitiva, un reconocimiento audaz de esos patrones de comportamiento y un testimonio sobre cómo poder romperlos. Parecía que solo experimentaba esa devastación en el escenario, pero fue justo a principios de 2020 cuando su pareja de muchos años le soltó una bomba. “Me quedé completamente sorprendida... la persona que amaba se despertó un día, me dijo que no era feliz y, básicamente, nunca la volví a ver”, dice Stelmanis. Por eso ahora confiesa sentirse muy en desacuerdo con el mundo, como si nada tuviera sentido. Y por eso también el título de su nuevo álbum, "Chin Up Buttercup", que saldrá el 14 de noviembre en el sello Domino (distribuido en España por Music As Usual) es una referencia a la presión social de simplemente sonreír y seguir adelante. Así que Stelmanis y el coproductor Kieran Adams se han inspirado en el sonido eurodance del emblemático álbum de Madonna “Ray Of Light” (1998), aquel que le produjo William Orbit, para crear en ese nuevo trabajo una mezcla de hipnóticos himnos de pista de baile y elegantes melodías para consolar el corazón roto. Poco a poco Katie desató su dolor por esa ruptura en fragmentos poéticos en un catártico documento, una especie de diario, que con el tiempo se convirtió en la fuente de las poderosas letras del álbum. Sirva de ejemplo este fragmento del primer single, “Math Equation”: “Dijiste que necesitaba a mis propios amigos, así que los encontré, luego te los follaste”. Glups.