Con base de operaciones en Baltimore, Dan Deacon ha publicado desde 2003 una veintena de títulos (entre discos de estudio, directos, EPs, singles, bandas sonoras), con cierto nomadismo en cuanto a sellos (si bien los tres últimos LPs, “America”, de 2012, “Gliss Riffer”, de 2015, y “Mystic Familiar”, que vio la luz en enero de 2020, han sido editados en Domino). Una faceta de su trayectoria en la que colecciona deslumbrantes halagos: “'America' es como una hipotética alianza entre The Polyphonic Spree, Fuck Buttons, Steve Reich y Sufjan Stevens viajando a través del país en busca de los restos de Walt Whitman. Así de grandioso, así de friki” (Rockdelux); “Lo mejor de ´Mystic Familiar´ es cómo la belleza de sus composiciones musicales refuerza el poder del mensaje de la letra. Que el viaje de este álbum sea tan personal pero universalmente aplicable, para Deacon y para todos nosotros, es todo un regalo” (Under The Radar). Aunque no menos fama le han dado sus conciertos, gracias a los cuales el desinhibido músico estadounidense se ha convertido en todo un referente del pop extravagante del último decenio: “En disco o en concierto, Deacon ofrece escapismo del mejor” (Consequence Of Sound). Destaca en sus actuaciones la interacción que crea con el público, a quien convierte en actor de lo que está pasando sobre el escenario. Este puede estar situado en una galería, un museo, un club convencional, un teatro o cualquier lugar insospechado. Él solo necesita que el recinto facilite una atmósfera relajada de cara a la participación de los asistentes. Entonces Dan sacará sus canciones exultantes y vitalistas, con su voz incrustada en un magma de cacharrería electrónica y percusiones tribales, o de lo que se le ocurra ese día. Cámara, acción y a disfrutar.