Silvana Estrada es la última voz mexicana femenina que se ha sumado a esa lista de alcance internacional que protagonizan Natalia Lafourcade, Mon Laferte, Carla Morrison y Julieta Venegas (de las cuatro ha colaborado / tocado ya con todas, salvo con Morrison). Ejemplo palmario: en 2022 ha ganado el Latin Grammy Award en la categoría de Best New Artist / Mejor Nuevo Artista (compartido con Ángela Álvarez). También ha estado nominada en la categoría de Best Singer-Songwriter Album / Mejor Disco de Cantautor. Ambas cosas le han ocurrido por su último disco, “Marchita”, que se publicó en enero del pasado año.
Un álbum, “Marchita”, con varias canciones sacando mucho músculo estadístico en lugares como, por ejemplo, Spotify: “Al norte” con diecinueve millones de escuchas, “Te guardo” con veintiuno, “Sabré olvidar” con once… Hablando de estadísticas, en Madrid, también en Spotify, tiene actualmente casi veinte mil oyentes mensuales y en Barcelona, casi trece mil.
Pero, además de “Marchita”, ha dejado huella discográfica también con dos EPs propios, “Primeras canciones” en 2018 y “Abrazo” en 2022, y en dos álbumes que ha firmado a medias con el jazzman estadounidense Charlie Hunter, “Lo sagrado” en 2017 y “Charlie Hunter / Carter McLean featuring Silvana Estrada” en 2018. Esta estrecha relación con el guitarrista Hunter empezó cuando Silvana asistía a un seminario jazzístico y al escucharla él interpretar algunas canciones le propuso trabajar juntos. Lo de su encuentro con el jazz es como una consecuencia natural, pues cita a Billie Holiday, Ella Fitzgerald, Betty Carter y Sarah Vaughan entre sus primeras influencias. Después fueron llegando las de Chavela Vargas, Mercedes Sosa o Toña la Negra.