Anunciábamos la semana pasada que The Wave Pictures actuarán el 11 de septiembre en la zaragozana La Lata de Bombillas, un concierto que servirá para conmemorar el 25º aniversario de la emblemática sala de la capital aragonesa. Pues bien, hoy toca decir que a esa fecha los británicos añaden nada menos que otras siete, configurando así un tour que tendrá el siguiente itinerario: Barcelona, el 5 de septiembre (Razzmatazz 3); València, el 6 (16 Toneladas); Murcia, el 7 (sala pendiente de anunciarse); Sevilla, el 9 (Sala X); Madrid, el 10 (El Sol); Segovia, el 13 (Octavo Arte, dentro del WIC XV); y San Sebastián, el 14 (Terrazas Kursaal, dentro del Boga Boga Festibala). Las entradas para estos nuevos conciertos -salvo el de Murcia, por estar todavía por confirmarse la sala, y el de San Sebastián, que es gratuito- se ponen a la venta mañana martes 18 de junio a las 11 horas. Las de su actuación zaragozana lo están desde el pasado jueves.

The Wave Pictures empezaron su carrera en 1998. Desde entonces el trío británico no ha parado: al frenético ritmo de su agenda de conciertos suman una estajanovista producción discográfica, que avanza a razón de casi un álbum por año. Ejemplo: “Great Big Flamingo Burning Moon”, que salió en febrero de 2015, fue ya su decimotercer LP oficial (sin olvidar que además han ido dando salida a gran cantidad de singles, EPs, rarezas y material oficioso). Pero es que en febrero de 2016 ya cayó el decimocuarto álbum, “A Season In Hull” -que grabaron con un solo micrófono y nada más publicaron en vinilo-, y en noviembre de ese año su sucesor, “Bamboo Diner In The Rain”. En junio de 2018 volvieron a la carga con otro LP, “Brushes With Happiness”, y aquel noviembre cayó también “Look Inside Your Heart”. 

La pandemia les hizo frenar el ritmo, aunque para mayo de 2022 ya tenían listo su regreso con el disco “When The Purple Emperor Spreads His Wings”. Con la guitarra y la voz de David Tattersall al frente -y en la retaguardia el bajo de Franic Rozycki y la batería de Jonny Helm-, The Wave Pictures juegan a lo que Modern Lovers hicieron en su día -y luego Herman Dune o Hefner-, solo que ellos lo ejecutan como si Rory Gallagher fuera su guitarra solista. Con la etiqueta del pop-rock lo-fi como afable sambenito, nunca reniegan de la máxima que coloca la actitud por delante de la técnica y andan siempre vacunados contra las modas. Pasan los años y siguen siendo los mismos gamberros socarrones, solo que sonando cada vez más clásicos a la par que atrevidos.